LA CASA DE LOS ÁRBOLES MUERTOS
Este relato, contado por el personaje central, está hecho en viva voz en cinta magnetofónica (a la usanza antigua). Fue el único objeto que se encontró en la casa vacía.
lado a :[Toda la narración está hecha por una sola voz]
“Había cruzado el cristal. No quise hacer un escándalo, la bala atravesó el vidrio dejando un manchón. Mi madre gritó desde la otra habitación, era demasiado para ella, siempre nos tendrían que suceder infortunios. El temor la angustiaba gritó cosas que no comprendí. Habían arrojado una pedrada desde la calle de abajo. Ella se tranquilizó.. No dejaría de hacerlo. Permanecí inmóvil, sin seguir con su juego.
”Mi habitación está poblada de libros. Sus paredes son de tono verde pistache y el techo capuchino suave; las cortinas tienen una densidad que no permite el paso de la luz. El polvo se condensa en algunas esquinas. La mesa de trabajo permanece desorganizada la mayor parte del tiempo, mi cama recibe la luz de costado. Dejo siempre en el respaldo de mi silla el saco que porto todos los días.
”Mi madre se ha quedado sola, tiempo atrás, mi padre murió y mis hermanos se habían ido. Yo soy el tercero, el menor de tres. Así vivimos desde hace diez años. Era algo extraño, una noche había unos cuerpos tirados en el callejón, no pudimos reconocerlos; tenían el rostro destrozado y sus ropas. Aún los seguimos esperando. Entrarán por la puerta diciendo que fue todo lo que vivieron lejos, que sólo nos perdimos en una noticia falsa.
”Al asomarme a la ventana vi vacío el callejón. Me atreví a salir. Mi casa, se encuentra en una división de dos caminos (es una callejuela, sombrío y poblado de grafittis).
”Caminé lentamente; llegué justo frente de mi ventana, no había alma. Esa noche, la luz de los faros estaba opaca y parecía no existir en kilómetros algún indicio que rompiera ese matiz de negrura.
”Regresé a casa. Le comenté a mi madre que no había una sola persona.
”- Esa calle está maldita- me sorprendió la voz de ella en la oscuridad.
”Me fui a la habitación, estuve meditando. Ya ante la luz clara, vi la mancha explosiva en el yeso. Había algo de lo cual no me percaté antes: unas alas resaltaban de ese hueco, “una mariposa”, pensé, pero era tan pequeña que apenas se podía percibir el epitelio de las alas. Hice una serie de conjeturas, que ahora me resultan ingenuas: “quien haya disparado pensó en matarme”, lo más idóneo era una bala perdida. La intriga sobre la identidad del disparador no me dejó dormir. Entre los primeros indicios del sueño, oí gente que corría y algunas voces en el callejón. Alguien estaba peleando. Recordé que en el momento del disparo sólo su sonido fue lo que rompió la noche, no hubo gritos ni ruido de caminatas. Fue el recuerdo del cristal roto lo que me hizo salir de la casa nuevamente.
”Ahí lo conocí. Estaba recargado en unas protecciones de concreto que hacían de valla hacia la barranca. Era un tipo más bajo que yo, con el cabello corto y vestido con una gabardina negra. Sus pómulos resaltaban como si fuera boxeador, era espigado, tenía un olor a noche.
”En silencio, me fui acercando a medio metro colocando mis codos en la valla.
”- ¿Se murió el animal? –dijo. Me habló tan familiar que me desconcertó.
”- No sé nada de animales- contesté irritado.
”- Le tiré al cuerpo – continuó -, desde aquí abajo, luego hizo un movimiento de mano hacia mi ventana.
”- Pagarás la ventana – reviré.
No hizo caso a mis palabras y después de un silencio abrumador contestó:
”- Yo la quería matar a ella- dijo tranquilo.- Lepidóptero nabokovi – continuó -; esos animales se transforman, si dejas que vuelen de noche, nunca son los mismos. Su dibujo de ser una leve pincelada de luz se convierte en un cráneo y se ven sus alas grises y polvorosas.
”- No la vi- contesté irritado.
”- Yo – endureció su tono – sólo puedo librarte de ellas. La ventana no la puedo costear, cuando me necesites, alguna ocasión para algo importante me llamas, che- entonces se desprendió de la valla.
”Hasta ese momento lo supe extranjero, arrastraba un poco sus palabras como si tradujera al castellano. Su lenguaje era tortuoso.
”- ¿Dónde te busco? – contesté siguiendo su juego.
”- Soy Alves – habló lento y se alejó unos pasos -, vivo a dos casas, donde los árboles están muertos.
”Me quedé recargado y lo vi alejarse, al fin me retiré de la valla, también. Regresé a casa. Entré sin hacer ruido, eran las cuatro de la mañana y sólo oí el canto de los gallos.
”Esa charla me perturbó. Eran casi unos diez metros para ver un animal tan pequeño en la oscuridad. De cualquier manera, no me agradó, nunca he confiado en los extranjeros. Su voz dura como un trotar de caballos me pareció una simulación infiel.
”Dormí apenas cuatro horas y al despertar, con la cortina abierta, me erguí sobre la ventana y vi el sol. Voltee de reojo al techo y no había otro agujero, el animal era mucho más grande; sus alas extendidas se derramaban hacia afuera del hueco de yeso. Vi el cristal normal y me desconcerté. Volví la mirada a la calle baja y …[Distorsión].
”Entré al cuarto de mi madre hastiado, me despedí de ella para ir al trabajo.
”- Vi una polilla – hizo una pausa -. Soñé que se posaba en mi cara.
”- No creas esas cosas – le dije aparentando tranquilidad-, la muerte no se aparece ni en sueños.
”- Ten cuidado – dijo resignada y se levantó de la cama para acompañarme a la puerta. Dudé un poco en dejarla sola, pero tenía que reafirmar mi posición de escéptico, sólo era un .... [Aquí termina el lado a].
lado b
[la voz ha cambiado, parece un poco más avejentada. Se cree que este fragmento lo grabó tiempo después (según los especialistas en el ámbito). De cualquier manera, es una tecnología vieja, sujeta a su deterioro].
”Al regresar del trabajo abrí la puerta de casa y no vi luz alguna, a pesar de que ya oscurecía. Entré al cuarto de mi madre, pero sólo estaba su cama revuelta y los objetos personales fuera de lugar.
”Grité su nombre. Fui al cuarto de mis hermanos y nada. Busqué en la casa entera y nada. Ya llamaría.
”Fui a mi habitación y dejé el saco; miré por el cristal y vi a Alves apuntando al cuarto, abrí la ventana y me gritó algo que no comprendí, no cerré; regresé a la habitación de mamá y vi una polilla que voló cerca de la cortina abierta, sus alas tenían plasmado un rostro blanco amorfo que se movía y se rehacía conforme agitaba las alas. Oí el disparo y sonó el cristal de mi ventana. La polilla se incrustó en el techo. Salí corriendo hacia el callejón y él no estaba. Me dirigí a la casa de los árboles muertos. Su puerta tenía un vidrio roto por donde grité su nombre. Cansado de llamar al vacío. Metí la mano para abrirla. Un viejo que caminaba en lo oscuro se me acercó.
”- Esta casa está vacía - se detuvo a unos metros de mí.
”- Pero aquí vive un tal Alves- respondí desesperado.
”Sonrió y siguió su camino, hasta llegar a la luz del farol y gritar desde lejos:
”- Esa casa está vacía desde hace diez años- él continuó y yo me quedé quieto mirando ese hueco de la puerta donde resonaba mi voz, olía a humedad en su deterioro, saqué la mano y vi mi sangre en el brazo. Recordé a mis hermanos: volverían después de todo. Nada podía hacer.
”Regresé a casa, al entrar, encendí las luces de mi cuarto. Cerraré las ventanas luego haré la cena para mi madre. Ella regresaría, tarde o temprano, quizá cuando mis hermanos también lo hicieran.
[El resto de la cinta está vacía].